Las distintas prácticas meditativas, en sus distintas variantes, generan experiencias específicas, así como el acceso a niveles donde se experimenta la trascendencia del ego —niveles transpersonales—.
Estas vivencias no sólo son posibles, sino también necesarias para alcanzar una “unitividad” creciente en nuestras conciencias.
La Psicología Transpersonal estudia esas experiencias transpersonales y sus correlatos, de modo que su estudio es multidisciplinario, ya que abarca la naturaleza, psicologías, filosofías, disciplinas, artes, culturas, estilos de vida, religiones, etc.
Las experiencias transpersonales no son regresiones patológicas —como clásicamente las clasifica la psiquiatría convencional—, sino que pueden ser transiciones a una homeostasis de mayor salud. Frecuentemente suelen acompañar a cambios psicológicos duraderos y beneficiosos que aportan sentido y propósito a nuestra vida, ayudan a solucionar crisis existenciales y despertar una conciencia de conjunto con la humanidad.
Esta visión requiere integrar la psicología oriental a la occidental, ampliando la visión de la disciplina clásica. Deslindar estados integrativos de otros personales o patológicos requiere conocimiento, así como trabajo transdisciplinario.